martes, 12 de enero de 2010

Cajón de pulgas



Escuchó la voz de la imprudencia, eso fue lo que hizo el perro en estos días… No hizo mucho daño, pero si el suficiente para sentirse un poco más callejero, menos amigable.
Recibió bendiciones calumniosas, inmerecidas, las recibió, las degustó, jugó un poco, luego las enterró para no encontrarlas… el olfato falla, los ojos se nublan de caspa y grasa, son tantos años gustando de la suciedad. Ahorra el perro camina un poco sobre la incertidumbre de lo cierto… va a extrañar ser un nómada, por fin tiene un solo cajón para sus pulgas, las heridas se van a cerrar, a curar… Ladrido caprichoso, camino de ruido, sonido amigable que el perro desconoce y que lo asusta mucho…
Escucha en la distancia, claro que escucha, recibe un golpe de nostalgia, incluso de eso que no está en su lugar…
Recuento sin historia, sin molestia.
No hay vigilancia, hay un par de rostros anhelados y se irán también…

L vieras como está el perro en estos días, tan prolijo en sonrisas para todos… ser lo que se debe y buscar la quietud resulta extraño… abrazos mi L adorada.

2 comentarios:

  1. Me alegra que el perro vuelva a escribir aquí, siempre me hace falta. Ahora sólo queda salir a pasear (en nuestras bicicletas).

    ATT: Ismael.

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