miércoles, 23 de junio de 2010

Veamos...





Cada vez peor o mejor, eso depende de todo lo que debe depender la sentencia de estar. Y mi obsesión con el estar y aparecer en campos cultivados por mal abono. Un trozo de madera sin pulir, un tronco que llegó de no se donde a la costa. El mar hace tanto que no lo veo, extraño ser extraño en todo lugar, evitar la familiaridad de ellos, la mía misma sobre el permiso que me otorgan, sucio que me veo y estoy.
Insomnio: El sueño ya no es refugio. Ya no se donde esconderme de la silueta que se asoma sobre los hombros, un poco más allá de mi.

Inquietud: otra palabra con I

Inicuo: es muy grande, demasiado para mi…

Paso a la parte de la partitura en la que me dicen: Señor, oh nuestro Señor, y lo imagino sobre las teclas de un gran órgano, llenando sus tubos de vida… sacudiendo su verga con ánimo sobre las notas de Dios… ellos abajo, bajo nuestro corazón, elevando esa mirada piadosa, caminando sobre la pasión del hombre.

Adiós buen enemigo.

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