sábado, 27 de febrero de 2010

Querido... nada de querido... no se para que escribo aqui...

Llegaron, no se si días o copas o heridas nuevas, puedo decir con un tipo de certeza matemática que no hay nada nuevo. Llegaron copas, días, gentes que se hacen pasar por nuevas, las palabras son las mismas, el agotamiento no es respuesta, se arrolla en el deseo de no entender y nosotros somos pétreos. Llegamos a ese lugar que no hemos buscado y así como esa sirena que pierde su alma, en busca de un hombre que alguna vez por capricho del viento, cayó en el océano, así mismo nosotros entregamos nuestra lengua con tal de no sentir los cuchillos filosos bajo nuestros pies. Así somos, cada una de las letras que se han ido hilvanando son obsequio del oráculo y agota la cuadro. Vamos tomados de la mano de Escorpio, viendo como se presenta en el fondo, vamos devastando, luciendo nuestro agotamiento, y sonreímos.
Llegamos, vemos una roca que saluda y que nos permite descansar a la sombra, no hay agua, los vemos pasar, sentimos un poco de nostalgia, nos gustaba la comodidad, los artilugios del espejismo… aquí vamos, en esta parte del viaje.

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