jueves, 18 de febrero de 2010

Saludo de Diario...

Jugando a ser funcional se me han ido los días de mi resiente vida. Veo a mi madre caminar de un lado a otro, pasan sus zapatos sin correa, tan solo veo eso, estoy durmiendo en el piso. Son las cuatro de la mañana y llevo un par de horas de sueño. Los maldigo un poco, a ella y a mi hermano. No es posible que no respeten el sueño de un borracho.
No tengo en el registro de la memoria, ver a mi señora madre durmiendo hasta las ocho, o las siete, o las seis… es una maniática… entonces eso de perder mi tiempo siendo funcional me resulta algo impostado, si yo soy heredero de sus desafueros, queda fuera de tono, sin embargo se siente bien.
Durante años fui la oveja rosada de la familia. Provengo de una ralea grande, por tanto las ovejas de colores abundaban, y a mí que el rosado no se me da bien, me parece odioso tener que ostentar un color que mi primo M, alguna vez me endilgó, me lo caló por la misma razón que los primos o hermanos mayores hacen cosas para joder a los más pequeños, creo que es una joda histórica. Yo solía darle golpes a mi hermano en uno de sus brazos hasta que adquiriera un verde perfecto… la tradición en ese aspecto, resulta maravillosa.
Bueno iba en que he descubierto, que lo de ser funcional tiene que ver más con el grupo de adaptados con el que trabajo… que cosa maravillosa, tranquilos, lentos, conversadores, tomadores de tinto y fumadores de hierba… lectores, padres, gentes que no parecen pertenecer a esta dimensión… creo que la hierba ya hizo efecto…

Las manos se encalambran, los dedos que están en esas manos también se encalambran… que frío hace hoy, y no es rico frío, es helado y quema.

En la tarde presencie un conversatorio entre audio discapacitados, que maravilla ver una discusión en silencio…

Hoy me vi junto a la brecha de la ansiedad, junto al gusto de ver la piel cerrada a otras manos.
Ayer en la noche sentí un poco de tristeza, de culpa, de frío, y caminé lento, para no llegar a tiempo a mi cita con el sueño. Al dormir escuchaba la furia de una licuadora haciendo jugo y los silbidos de mi madre, dormía lento mientras se me licuaban los silbidos y el frío. Hoy te he visto de nuevo en otra piel L… tenias rostro de chiquilina y el te, estaba delicioso… Gracias.

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