miércoles, 4 de noviembre de 2009

vuelta de cama... y techo.



Yo soy el que quiere que todo desaparezca o es la impresión del egoísmo sobre la franja visible de la imposibilidad de aparecer en un solo plano.

Pásame la mano sobre la mejilla, recuérdame cuantas veces he estado por aquí, levantándome el estomago, pasando mi lengua lenta sobre la pleura, viendo como respiro. Pásame la mano bajo las costillas rotas, esas que se rompieron bajo el castigo.

Lunes, martes, que aparecen lentos, vuelvo de nuevo a esa rutina de huida, camino sin complacencia, camino incauto, caravana de pasos bajo el humo musical de la añoranza, esa que desvanece y cansa.

L hace días no hacía nada. L no he querido pensar en nada…

Salgo por una cubeta de huevos. Café, pan, disgusto para el desayuno, desafuero para el baño, molestia en la morada, molestia en medio de esa dicha que quiere reventarse cantando que vivir es toda una molestia inadecuada.

L debes estar de otro color… más plateada…

Salgo y no quiero volver… hoy no.

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